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La histeria condenó a los Rosenberg y a los Cinco

La histeria condenó a los Rosenberg y a los Cinco Deisy Francis Mexidor
2003-11-25
Especial para Cubadebate

“Cuando conocimos con amplitud del caso de los cinco cubanos encarcelados, las condiciones en que se ha venido llevando a cabo este proceso judicial y la irracional actitud de impedir la comunicación entre la niña Ivette González, que es ciudadana estadounidense, con su padre, René, también ciudadano norteamericano, presentamos una propuesta de adhesión y apoyo el pasado 2 de septiembre”, dijo Rafael Rodríguez Cruz, abogado de origen puertorriqueño, miembro de la junta de directores de la Rosenberg Fund for Children, en Estados Unidos.

“La decisión de solidaridad fue unánime —explicó—. Particularmente, de la familia Rosenberg, de los hijos de Ethel y Julius, Michael y Robert Meeropol”.

Rodríguez Cruz ha hecho un alto en sus labores como abogado en Connecticut y vino a Cuba para participar en la III Conferencia y Taller sobre Derecho Internacional Humanitario, celebrada del 18 al 21 de noviembre, en la capital de la Isla.

—¿Ha planteado usted que trae un mensaje de la RFC para los familiares de los Cinco?
—Sí.

—En lo personal, ¿qué representa ser portador de este mensaje?
—La posibilidad de vincularme y contribuir en la batalla por la justicia. Representa, asimismo, la unión del pueblo cubano con el pueblo puertorriqueño en la lucha por la independencia de nuestras naciones. Es parte del compromiso que hicieron Martí y Betances de que un día nuestras dos patrias estén unidas en una confederación antillana y la idea de que Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas. Es una obligación patriótica.

—¿Entonces?
—De manera concreta nos sumamos al reclamo para que Olga Salanueva pueda viajar a Estados Unidos con la niña Ivette, y parte de esa preocupación es también la solicitud de que haya un juicio justo para los Cinco. Ese es nuestro mensaje.

—¿Cómo funciona el RFC?
—Es una organización sin fines de lucro, fundada por el abogado Robert Meeropol, uno de los hijos de Ethel y Julius Rosenberg, sus fondos provienen de donaciones que nos hacen y con ellas damos ayuda económica para cubrir las necesidades de niños de personas perseguidas políticamente por sus ideas progresistas.

“Nosotros hemos estado funcionando por 10 años y hemos apoyado, por ejemplo, a los hijos de Mumia Abu Jamal, de los presos políticos puertorriqueños, en el caso de Leonard Peltier. Por años hemos estado ayudándolos en asistencia económica y de carácter emocional.

“Hay que recordar que en Estados Unidos, cuando alguien es arrestado por motivos políticos, se produce una especie de ruptura en el funcionamiento normal de la familia y si el condenado no posee recursos, los pequeños no recibirán educación, entonces intervenimos nosotros.

“Además, promovemos visitas a las penitenciarías para que esos niños puedan mantener una relación con la persona encarcelada y se respete como derecho humano fundamental la integridad familiar.

“El presidente es Robert. Funcionamos en colectivo. Nosotros no recibimos remuneración por esta labor. Yo integro la junta de directores y soy el único que habla español y brego en esto porque me ocasiona un goce interior, porque es parte de la solidaridad que debemos brindar a los que lo necesiten. La RFC posee una gran fuerza moral dentro de Estados Unidos.

“Mi trabajo, por el cual recibo un salario, tiene que ver con la defensa legal de personas que han sufrido violaciones de sus derechos y no tienen dinero para pagar esos servicios. En mi oficina hay un pensamiento de José Martí, que es el que me ayuda cada día: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar...”

“También soy profesor universitario y escribo para Claridad, un semanario puertorriqueño, sobre el tema del terrorismo y el impacto de la lucha antiterrorista en los derechos civiles de los norteamericanos y en particular entre mi gente”.

—¿Podría hacer una valoración entre las similitudes que tienen el caso de los Rosenberg y el de los Cinco, ocurrido 50 años después?
—Pienso que los dos tienen un enorme significado para los derechos humanos tanto en la sociedad norteamericana como a nivel internacional y hay una serie de elementos que son similares, cuando los valoramos a la luz de hoy.

“Lo primero está vinculado con una parte anecdótica y es el hecho de que cuando se da el caso de los Rosenberg la prensa comercial se mantuvo fundamentalmente silenciosa respecto al arresto, el enjuiciamiento y las sentencias. En aquel momento fue el interés de un periodista en particular el que decidió romper el silencio y trae el problema a la prensa, a partir de entonces se comienza a generar un movimiento de apoyo a favor de Ethel y Julius que adquiere una connotación internacional.

“Lo mismo se puede decir del caso de los Cinco y, en especial, en la situación actual que la causa está pendiente a apelación. Se necesita que la prensa comercial escriba, porque no ha dicho nada, también haría falta que algún periodista hiciera lo mismo.

“Creo que ambos casos envuelven a personas progresistas, que tienen un origen común, Julius y Ethel no eran dirigentes del Partido Comunista de los Estados Unidos, eran solo militantes, activistas, pero eran personas sencillas y nobles, comprometidas, ahí hay una similitud con estos hombres que ahora guardan reclusión en penitenciarías federales.
“En ambos casos se utiliza una acusación de conspiración para llevar a cabo el acto de procesarlos y eventualmente ponerlos en prisión”.

—Todo indica que la conspiración es un cargo utilizado a conveniencia.
—Conspiración es un tipo de cargo que en la ley norteamericana no requiere que se pruebe que se ha cometido el crimen como tal, simplemente lo que hay que probar es que hubo un supuesto acuerdo para cometer el delito y eso se utiliza generalmente cuando hay intención de perseguir políticamente.

“Los Rosenberg fueron acusados y sentenciados no por vender el secreto de la bomba atómica a los soviéticos, sino por alegadamente conspirar para darle ese secreto.
“Lo importante de eso es que se produce un proceso en el que no se tiene que presentar la evidencia sustantiva de que efectivamente se ha cometido un crimen, también el estado norteamericano lo usa cuando quiere imponer sentencias desproporcionadas.

“En el de los Rosenberg ¿qué más condena desproporcionada que la pena de muerte? , en el de los cinco ¿cómo es posible sentenciar a un hombre a dos cadenas perpetuas por supuestos cargos de conspiración? Eso no es normal, eso es extraordinario, eso es cuando hay un interés específico de usar una acusación para una persecución política.

“La otra similitud viene dada por el papel de la familia. En ambos casos se trata de emplear la relación familiar con el propósito no solo de manipular el proceso, sino utilizar esta relación como un elemento de terror, terror en los niños, a quienes se les crea un trauma, también hay terror en los familiares y todo eso se usa como forma de presión psicológica, como vía para intentar doblegar el espíritu, así ocurrió con Ethel y Julius y así pasa ahora con René González y su pequeña Ivette. En ninguna de las dos situaciones se ha logrado el objetivo.

—¿En cuanto al clima de histeria?
—Es interesante. En ello también ambos casos se parecen. Los dos se dan en un clima de histeria. En el 1953 había histeria anticomunista, la guerra de Corea, En el 2003 es la histeria antiterrorista, ocasionada por el ataque a las Torres Gemelas, o sea, en los dos se utiliza el argumento de la seguridad nacional para desmantelar los derechos civiles de la población norteamericana.

“Pero en sentido general es solo la justificación para una política expansionista de Estados Unidos, violatoria de los derechos de otras naciones”.

—La negación de visas a las esposas de René y Gerardo puede considerarse una tortura psicológica.
—Si, pero más que todo es una violación de los derechos humanos de estas familias a su integridad y es una forma de presionarlos a ellos, a sus familias y hasta al pueblo de Cuba.
“Pero ya los Cinco nos han dado pruebas de la entereza moral y de una postura indoblegable, ese ejemplo hace que nos identifiquemos más con la lucha hasta liberarlos, mientras ese momento llega hay que seguir divulgando, hay que lograr que se otorguen las visas”.

—En su experiencia legal, ¿qué opinión le merece este caso?
—Yo creo que este es un caso en el que, evidentemente, se han violado una serie de procedimientos básicos de la ley federal y constitucional estadounidense y el planteamiento fundamental es que ese juicio no debió efectuarse en Miami.

“La petición de que se mudara fuera de esa ciudad tiene una base en el derecho constitucional norteamericano, un cambio de foro judicial, de corte, con el propósito de impedir que pueda haber un juicio injusto. En otras instancias de Estados Unidos se ha reconocido por la corte suprema que hay circunstancias donde esos casos no se pueden llevar en un lugar donde la persona no pueda recibir un juicio justo. Reitero, es una violación de un derecho constitucional básico.

“Considero que actualmente una de las razones por las cuales la política exterior de Bush y en particular hacia los cinco cubanos es posible, porque existe desinformación en la mayoría del pueblo norteamericano en cuanto al drama humano que está detrás de estas historias.

“En la medida que se conozca el caso las cosas cambiarían de manera sensible, precisamente, ahora estamos inmersos en un proyecto que forma parte de los esfuerzos para que el pueblo norteamericano pueda conocer el verdadero impacto de este caso sobre los familiares y niños, y cómo, de manera arbitraria, se ha intentado destruir a estas personas.

“Sin embargo, estas familias han logrado, a pesar de todo este drama tan terrible, mantener el optimismo. Esa es percepción que me llevo de ellos, son también de una entereza extraordinaria, de un amor grande por su familias y por la patria, de una voluntad difícil de describir y de una enorme calidad humana, por eso me explico también la actitud de los Cinco”.

—Como puertorriqueño, ¿qué ha representado Vieques para su pueblo?
—Representa el despertar de nuestra nacionalidad en el siglo XX, nosotros tuvimos la experiencia del grito de Lares en el siglo XIX, la de los nacionalistas, en la década de 1930; pero Vieques viene a plantear que a pesar de la dominación norteamericana en Puerto Rico y a pesar de todas las formas de intentos por controlar nuestra cultura, nuestro sistema político, nosotros seguimos siendo una nación intervenida y el problema de la opresión nacional de los puertorriqueños no está ni mucho menos resulto.

“Vieques en ese sentido es otro despertar de nuestro pueblo hacia su aspiración de convertirse en una nación independiente, lo que en mi opinión concuerda con el curso de la historia.

“Y lo importante de la victoria de Vieques ha sido en buena medida por la solidaridad tan grande que convergió ahí, incluyendo la de Cuba, que durante los años ha sido una voz de alerta que ha mantenido a nivel internacional el reclamo de la independencia de Puerto Rico y de su pueblo. En ese sentido se puede decir que Cuba ha sido un factor significativo en la salida de la marina de Vieques, porque nos ha brindado una solidaridad inquebrantable, innegable que lo único que hace recordar es los tiempos en que Martí y Betances hablaban de que en realidad entre nuestras dos naciones no había ningún mar”.

—Entonces su vinculación a esta lucha.
—Es desde hace muchos años, pero concretamente después de la muerte del joven David Sanés en 1999, el viequense que fallece como resultado de una de esas bombas supuestamente inteligentes de la marina yanqui.

“A partir de ahí me envuelvo en el proceso de esa lucha y participo en la desobediencia civil en las áreas restringidas como escudo humano. En mayo del 2000 me arrestan al traspasar el área restringida y soy encarcelado en el centro de detención federal de Guaynabo, en Puerto Rico”.

—¿Le es posible narrar cómo son las condiciones de vida en las cárceles federales?
—El sistema penal norteamericano se ha convertido en un sistema de terror a partir de septiembre 11 de 2001, en particular en los casos en que se alega que hay supuestas amenazas a la violación de la seguridad nacional de Estados Unidos, o sea, está el ejemplo de los cinco cubanos, de los prisioneros políticos puertorriqueños que permanecen encarcelados.

“Cada vez que se dan situaciones, pudiéramos decir de supuesta emergencia, donde alegadamente está la llamada situación de la seguridad nacional norteamericana en entredicho, los ponen arbitrariamente en el hoyo o hueco y los someten a formas que se podrían caracterizar de tortura, de abuso psicológico, de una manera indiscriminada e inhumana.

“Por las vivencias personales sé que las autoridades penales, cuando estás dentro de una cárcel, intentan humillarte, te hacen registros continuamente, hasta en tus partes más íntimas; en ocasiones te niegan el derecho a abogados, hay abuso físico. Esa es la realidad.

—¿Qué se lleva de regreso a Estados Unidos?
—Un mensaje de paz. Este pueblo quiere la paz, quiere el respecto a su soberanía, hacia los derechos humanos de los cinco cubanos y de todos aquellos que aspiran a un mundo mejor. Me llevo también un mensaje de respeto hacia el pueblo norteamericano como una cuestión fundamental. Cuba parte de un principio internacional de que el respeto al derecho ajeno es la paz. Así lo siento.

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